Bienvenido

Una de esas noches donde los amantes le imploran a dios por no ser descubiertos, una de esas noches donde la luna se encontraba en la cúspide de su belleza, la Ninfula moría de ganas por encontrarlo, encontrar a aquel hombre de ojos azules que solo se aparecía en sus sueños, aquel hombre que la hacia suspirar,  esa noche busco en el mínimo rincón de la ciudad hasta ver aquellos hermosos ojos al final de la barra observándola, acariciándola con la mirada, la sangre le hervía cada segundo que se acercaba, el sigilosamente con su anillo de casado en la mano izquierda no dejaba de observar su magistral belleza, poco a poco desde el instante en que la vio se comenzó a aproximar lentamente hasta llegar al punto en que sus cuerpos estaban tan secanos como para susurrarle su nombre al odio, en un instante improvisado y sin decir ninguna palabra el sujeto firmemente su mano y la saco a la pista de baile, suavemente sus cuerpos se rosaban al ritmo de la dulce música y cada uno sentía latir  feroz mente el corazón del otro.
En ese instante el tiempo parecía mas que una mera escusa de la vida para separarlos, ella le susurro al oído ''Tanto que te e buscado y por fin te encuentro''. Aquel susurro desencadeno múltiples respuesta que comenzaron por una picara sonrisa y terminaron en un beso que solo dos amantes sedientos del otro podrían dar, besos llenos de suspiros y con fecha de fallecimiento. Eran dos almas que se amaban en silencio, dos personas totalmente diferentes pero que se deseaban como si la vida se les fuera en ello. Tal vez no estaban destinados a estar juntos por siempre, pero si estaban destinados a disfrutar esa noche como si fuera la ultima, uniendo sus sedientos cuerpos y probando la esencia con sabor a dulce bienvenida del otro..

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