Un 8 de Diciembre

Ella aveces tan sola, aveces tan triste, aveces tan radiante, aveces solo tan sensible...

 Ese día tan solo era un manojo de nervios sintió que su mundo se derrumbaba como castillo de picas al descubrir que su mayor miedo estaba por cumplirse, tonta niña enamorada de un imposible, enamorada de el que deslumbraba sus días con una mirada, pero el mismo que se casaría muy pronto, con una estirada señorita que no lo amaba ni la cuarta parte  de lo que lo amaba  aquella chiquilla, tal vez la única culpable de aquel trágico elance era de ella por haber disidido correr a París sin terminar de confesar sus sentimientos. En esos instantes de incertidumbre descubrió que cuando se quiere con el corazón lo importante es la felicidad de la otra persona, es morir por dentro para posterior mente florecer, aun así Sedafin no podía dejarlo ir, no podía permitir que el hombre que quería corriera hacia su felicidad sin ella antes decir un ultimo te quiero.

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