Made in earth

Ella vivia en el Olimpo, se creía las mas poderosa de las Diosas por su candente poder afrodisíaco, para aquella chiquilla cualquier dios no era más que un pasatiempo de fin de semana, un ferviente polvo que al final de la noche no era mas que uno mas de su larga lista de infidelidades. Ningún apoderado de la plebe celestial era capaz de complacer sus mas perturbadores deseos de intenso placer, por esas y otras muchas razones decido probar entre mortales, probar entre ingratos hombres ca recientes de amor y afecto, presas fáciles para una Nínfula sedienta y enloquecida por su propio elixir  afrodisíaco. Tras una larga travesía vagando por las calles de San Petersburgo, encontró al eslabón perfecto al final de una barra de bar como capricho del destino, estaba allí observándola, desnudando la con la mirada y deseando desde lo mas profundo de ser poder hacerla sentir mujer, poder saborear su dulce esencia. 
El movimiento de sus caderas fue lo que le convertiría  en la mejor presa de la Nínfula, el que erizaba su piel con un rose, un fuerte azote y prolongaba unos gemidos capaces de hacer temblar al mismo Hades, así sus noches se convertían en días y sus caudales en ríos. 
Quien diría que una Diosa seria capaz de ser seducida y encanta por un mortal, tal vez el peor de los mejores pero el único capaz de hacer explotar sus 5 sentidos.

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