En mi primera locura

Altamira, en la cima del mundo

Me pregunto como llegamos a eso, me pregunto como fui capaz de entregarme completamente a un liberal, por aquella noche que se convirtió en madrugada olvide totalmente que fracción política representaba, olvide incluso  cual era mi limite, creo que fuese capaz de condenar a cualquiera de mis muchachos al exilio por la mitad de lo que me atreví ha hacer aquella calurosa noche. Quien diría que aquel chico de resplandeciente sonrisa, terminaría tomando mi mano, bailando un paso a la vez en un pequeño lugar donde la única luz que se podía encontrar provenía de nuestras miradas, creo aun no he olvidado la canción de fondo que daría comienzo un pequeño beso, me pregunto ¿Como fue posible que un lobo sea besado por una oveja?¿Como pude perder la compostura?, Aprendí aquella noche que las mejores cosas suceden bajo el resplandor de la luna acompañado por la magia de una Altamira con tanta fuerza como gente.
 Mentiría si digo que todo quedo hasta allí, las mejores imágenes que he tenido el placer de tomar provienen del preciso instante donde fotografié mi quería ciudad por primera vez teniendo su aliento sobre mi cuello, sintiéndolo momento a momento y encontrarnos en la cúspide del mundo cada pequeño instante, incluso el recuerdo que sigue causando una pequeña risa tonta en mi es observarlo viéndome fijamente al despertar, donde moría de pena, creo que en esos segundos el tiempo no sabia si parar o colapsar, como ocultar que por un instante pensé que seria un error, pero ahora luego de regresar nuevamente a mi hogar pienso que fue un resplandeciente encuentro fugaz, un momento para recordar como fui cautivada por un liberal, que dejo marcada mi piel. El cual espero algún día volver a encontrar entre las sonrisas de mis mañanas ya que jamas olvidare esa resplandeciente sonrisa.

“Cada (tic-tac) es un segundo de la vida que pasa, huye, y no se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que el problema es sólo saberla vivir. Que cada uno resuelva como pueda”.